Se pondrá en discusión la trayectoria del Tren Turístico Maya, propuesto por el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, toda vez que se dé a conocer el proyecto detallado, ya que especialistas en el cuidado de reservas naturales revisarán que el paso de éste no afecte vestigios arqueológicos.
El Tren Turístico Maya recorrerá Cancún, Playa del Carmen, Tulum, Bacalar, Escárcega, Palenque, Campeche, Mérida y Valladolid. La ruta servirá para conectar las principales zonas arqueológicas mayas. Será una obra de mil 500 kilómetros.
Tras el anuncio de López Obrador con el tema de la ampliación del Tren Turístico Maya, y pese a que los técnicos de AMLO le informaron que aún se cuenta con el derecho de vía del tren, y por lo que decidieron ampliar la obra de 900 a mil 500 kilómetros y lo que significa una inversión de hasta 150 mil millones de pesos, varios especialistas en el tema emitieron su opinión.
“Antes de iniciar las obras para el Tren Maya será necesario realizar un gran trabajo de prospección por la zona de trazo en toda la región, para ubicar la existencia de vestigios arqueológicos y evitar que sean afectados”, asegura la directora del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Quintana Roo, la arqueóloga Adriana Velázquez Morlet.
Hace unas semanas, previo a su ingreso a el Colegio Nacional, la bióloga Julia Carabias alertó que el proyecto tiene que ser sometido a un análisis integral: “No sólo se trata de verificar tramo por tramo, sino de estudiar qué impacto ambiental y cultural tendrá. Es una propuesta interesante, por supuesto, pero va a pasar por áreas naturales protegidas que no tendría que cruzar; Calakmul está justo a la mitad. Tenemos que ser muy cuidadosos; darle la vuelta a ciertos sitios, aunque sea más costoso. Un proyecto no puede atropellar a otros que están arraigados en nuestro país y que han sido producto de la lucha de la sociedad y de los pueblos”.
El director del INAH, Diego Prieto, dijo recientemente que el Instituto se mantendrá cerca del proyecto y que aunque existen “un montonal” de puntos en donde está registrado que hay alguna clase de vestigio en los cinco estados que se recorrerán, sólo en caso de que pueda haber indicios de la existencia de una estructura importante o de una ciudad, se planteará la necesidad de que haya una modificación a la ruta.
“En varios tramos ya existe derecho de vía, ya existen otras obras; así que vamos a ver, en todo caso, que el trazo corresponda con áreas que no afecten el patrimonio arqueológico y que, por el contrario, nos permitan investigarlo, recuperarlo, salvarlo”, aseguró Prieto, ratificado como director del INAH en la nueva administración.
Una vez que se den a conocer los trazos, añadió, se podrá hacer el contraste con el atlas de ubicación de sitios de vestigios arqueológicos.
Tras recalcar que no conoce los detalles del proyecto, el arqueólogo Tomás Pérez Suárez, coordinador del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, señaló que hay tres consideraciones a tomar en cuenta: culturales, ambientales y sociales. Agregó que no hay que olvidar además la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO a varias de estas zonas culturales y naturales, y que un mal manejo podría poner en riesgo esas declaratorias.
“Para hacer una obra, una vía de este alcance, tendrían que contactar con Salvamento Arqueológico del INAH: tiene que ver con la recuperación de información, ver los trazos y si hay un hallazgo importante, pues tendría que desviarse. Una cosa es hacer el trazo sobre un mapa y otra es recorrerlo, y si en ese trazo pasa por una zona arqueológica, por ejemplo entre Escárcega y Chetumal, hay una serie de sitios arqueológicos como Xpujil, Becán y Chicanná, que prácticamente están a la orilla de la carretera, entonces yo pensaría que si se hace ese trazo tendría que ir más o menos en paralelo con las carreteras que circulan por esta parte, pero para hacer la ampliación, digamos en Chicanná, tendría que hacer un trazo que librara estos sitios arqueológicos. Otro aspecto a considerar es el patrimonio natural; en el tramo de Chetumal a Cancún, y de Escárcega a Tulum, hay dos reservas naturales; la reserva de la biosfera de Calakmul que es el único Patrimonio Mixto que tenemos en México, tanto cultural como natural. Y, relativamente cerca, la biósfera de Sian Ka’an”, compartió.
Como tercer aspecto, el arqueólogo refirió que debe tomarse en cuenta a los propietarios: “No sólo a los grandes y pequeños propietarios, sino a los ejidatarios y a los casos de tierras comunales porque son cinco estados, y hay diferencia de tenencia de la tierra”, advirtió Tomás Pérez.
Cabe destacar que el proyecto arrancará con licitaciones a partir del 1 de diciembre y estiman que dura 4 años la construcción, y tendrá inversión pública y de la Iniciativa Privada. De la inversión pública se destinará 7 mil millones de pesos al año, que saldrán de los fondos del impuesto al turismo. Además, se lanzará una convocatoria para buscar una sociedad con la iniciativa privada.