Siendo recomendados por un panel investigador del gobierno a que los sacerdotes realicen denuncias cuando les sea revelada información sobre cualquier caso de abuso sexual en contra de un menor, la Iglesia Católica Australiana ha rechazado totalmente que esa acción se llegue a realizar.
La Comisión Real Australiana de Respuestas Institucionales al Abuso Sexual de Niños, recomendó que los sacerdotes que no denunciaran tener pruebas de pederastia obtenidas en el confesionario, fueran procesados.
Ante dichas declaraciones, Mark Coleridge, presidente de la Conferencia Australiana de Obispos Católicos, aseguró que la violación del secreto de confesión no brinda realmente una mayor seguridad para los niños.
“Los sacerdotes y los fieles laicos australianos están profundamente comprometidos tanto con la seguridad de los niños como con la inviolabilidad del secreto de confesión”, dijo Coleridge a la prensa.
Ante las miles de acusaciones por casos de pederastia dentro de la Iglesia, los gobiernos estatales han incrementado la presión sobre la Iglesia para que denuncien los abusos, así como promover que se aprueben leyes que permitan procesar a los curas que se niegan a revelar datos que ayuden para la detención de un pederasta.