Una explosión ocurrió en un templo ubicado en el Estado de México, dejando dos lesionados que fueron atendidos y reportados como estables.
Los hechos se registraron cuando los trabajadores colocaban una escalera metálica tipo caracol dentro del templo, pero al momento de ajustar los soportes, las chispas producidas por el esmeril alcanzaron un paquete de fuegos artificiales, haciéndolo detonar.
Los lesionados desconocían que el material pirotécnico se encontrara cerca de su área de trabajo y por ello no tomaron las medidas preventivas.
La explosión provocó que la parte superior se desprendiera y que el humo se pudiera ver a la distancia.