Nancy Vázquez / El Nacional
Un estudio realizado por científicos del Hospital Metodista de Houston y de la Universidad de Stanford demostró que el uso de antiácidos del tipo inhibidores de la bomba de protones (IBP) incrementa entre 16 y 21 por ciento las probabilidades de sufrir un ataque al corazón.
Los antiácidos son utilizados en el tratamiento de padecimientos como reflujo de ácido, reflujo gastroesofágico (ERGE), úlcera gastroduodenal y daño a la parte inferior del esófago causado por el reflujo de ácido.
Los antiácidos son fáciles de identificar, pues por lo general sus nombres siempre terminan con el sufijo “prazol”, por ejemplo, omeprazol, pantoprazol o lansoprazol; además de ranitidina y cimetidina.
Las investigaciones abarcaron también el estudio de los bloqueadores H2, que son otro tipo de medicamentos antiácidos, los cuales se asocian en menor medida a un ataque cardíaco o enfermedad cardiovascular.
En la investigación participaron dos millones 900 mil pacientes, dando como resultado 16 millones de documentos clínicos que demostraron la clara asociación entre la exposición a los IBP y riesgos de ataque cardíaco.
De acuerdo con los resultados, se determinó que tras la administración de IBPs para tratar el reflujo de ácidos en pacientes que no tenían antecedentes de enfermedades cardíacas los inhibidores de la bomba de protones afectan de forma negativa el endotelio y el revestimiento de todos los vasos sanguíneos.
Los especialistas concluyeron que además de evitar el uso de estos antiácidos, es necesario que las personas lleven una dieta balanceada que les prevenga obesidad, hipertensión o diabetes, enfermedades que incrementan el riesgo de padecer afecciones cardíacas.