Redacción/El Nacional

El whitewashing ha generado mucha controversia en la industria de Hollywood, recientemente Emma Stone, Matt Damon y Scarlett Johansson fueron juzgados por interpretar personas de otras latitudes.

Disney ha sido muy cuidadoso con sus adaptaciones live-action, ya que películas como Mulan y Aladdin tienen a personajes de diferentes nacionalidades. En el caso de esta última fue muy complicado, pues la producción de Guy Ritchie batalló para encontrar actores que dieran vida a Aladdin y Jasmine. Los elegidos fueron Mena Massoud en el rol protagónico y Naomi Scott, como la princesa.

Algunos medios británicos han mencionado que en el set de la película tenían una fila con extras ”esperando a que su piel fuera oscurecida”. Ante la polémica, la casa de la ideas no tuvo más remedio que enfrentar los rumores y confirmó que caracterizaron aproximadamente a 100 extras, de 500 que tienen de descendencia india, africana, mediterránea, asiática y medio oriental.

Una persona de la producción dijo ”Se tuvo mucho cuidado de ensamblar uno de los repartos más diversos nunca antes vistos en la pantalla. La diversidad de nuestro elenco y actores de fondo fue un requisito que sólo en un puñado de situaciones, cuando fue un asunto de habilidades especializadas, seguridad y control, tuvimos gente infiltrada’‘.

Medios aseguran que esta situación se debe a que el equipo creativo de Aladdin es mayoritariamente blanca. La pólemica continuará hasta el estreno, el cual es el 24 de mayo del 2019.