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Valeria Gzz / El Nacional

Se suele negar la sexualidad en la infancia. esta negación se debe a que los adultos padecemos de lo que se ha dado en llamar amnesia infantil, por la que no recordamos nuestra propia niñez.

Y en la adolescencia donde se prepara una metamorfosis corporal y mental que conlleva una posición sexual la chica se pregunta cómo se hace para ser mujer y el chico toma modelos los que se identifica para ser un hombre.

La relación sexual lleva implícita un alto grado de intimidad con el otro. Si el encuentro es satisfactorio nos fortalece, pero para ello las mujeres necesitamos un buen clima emocional. ¿Qué diferencias hay entre hombres y mujeres? Ellos creen, a veces, no recibir bastantes muestras de atención sexual e interpretan la negativa de su pareja como un rechazo a su persona. Ellas, por su parte, piensan que los hombres solo buscan satisfacción sexual.

Algunos hombres miden la relación sexual de forma numérica. ¿Cuánto tiempo? ¿Cuántas veces? ¿Qué tamaño? Se sienten los únicos responsables de que la relación no funcione y ponen el acento en la cantidad. Sin embargo, no es raro que tras los excesos se oculte una carencia. Cuando la frecuencia de la actividad sexual es exagerada, tanto si la practica un hombre como si se trata de una mujer, quizá se está utilizando el encuentro sexual para la descarga de otro tipo de necesidades, como el intento de subir la autoestima. Una frenética actividad puede estar al servicio de contrarrestar un sentimiento de vacío.

xualidad, si no sufre inhibiciones, es creativa. Se alimenta de una interrelación entre lo propio y lo ajeno, y nos lleva a producir placer para que otros disfruten mientras nosotros también nos lo pasamos bien. Para que ello sea posible, tenemos que reconocer nuestros propios deseos y dejarnos llevar por ellos, lo que implica poder aceptar que carecemos de aquello que el otro nos puede dar, así como que el otro también tiene carencias y que por esa razón nos desea

Las claves

Cada una de las zonas erógenas del cuerpo determina la manera de relacionarse con los demás. Si el desarrollo ha sido saludable, ninguna de las zonas habrá sido tan placentera o desagradable como para que la persona se haya quedado pegada a esa forma de conseguir o evitar placer. La sexualidad puede ser rica y variada o muy restringida y empobrecida, en función de cómo se hayan elaborado las fases de la sexualidad en la infancia.