Reyna Briseño/El Nacional.
El presidente Barack Obama calificó el jueves de asesinatos sin sentido las muertes de nueve personas en una iglesia de Charleston, Carolina del Sur, y sugirió que se necesita más control de armas a raíz de la tragedia.
“Cualquier tiroteo que involucra múltiples víctimas es una tragedia”, dijo Obama, en una declaración en la que estuvo acompañado por el vicepresidente Joe Biden. Hay algo particularmente desgarrador cuando la muerte ocurre en un lugar en el que buscamos consuelo y paz.
Obama habló de las conexiones personales que él y la primera dama Michelle Obama tenían con la Iglesia Metodista Episcopal Africana Emanuel, donde conocían a varios miembros.
“Sabíamos que su pastor, el reverendo Clementa Pinckney, quien, junto con otras ocho personas se reunieron en oración y comunión, fue asesinado ayer por la noche”, dijo Obama. Y decir que nuestros pensamientos y oraciones están con ellos, sus familias y su comunidad no es suficiente para transmitir la angustia, tristeza y la ira que sentimos.
Obama no comentó detalles específicos de la investigación, que se centra actualmente en el sospechoso Dylann Roof, de 21 años de edad, un hombre blanco que fue detenido a últimas horas de la mañana del jueves en Shelby, Carolina del Norte. Sin embargo, el presidente estadounidense dijo que el tiroteo debe centrar la atención en la prevención de asesinos potenciales con armas de fuego.
Sabemos que una vez más, personas inocentes fueron asesinados en parte porque alguien que quería infligir daño no tuvo problemas para tener un arma en sus manos, dijo Obama en la Casa Blanca. En algún momento, nosotros como país tenemos que evaluar el hecho de que este tipo de violencia masiva no sucede en otros países avanzados. Esto no sucede en otros lugares con este tipo de frecuencia. Está en nuestro poder hacer algo al respecto.
Obama también menciono que ha tenido que hacer declaraciones como esta muchas veces, en referencia a algunos de las tragedias que se han producido durante su presidencia. Desde que Obama asumió el poder en 2009, Estados Unidos se ha visto sacudido por múltiples asesinatos masivos que involucran armas de fuego, incluyendo los tiroteos en la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, en una sala de cine en Aurora, Colorado y dos incidentes separados en Fort Hood.
Comunidades como Charleston han tenido que soportar tragedias demasiadas veces, dijo. Mientras tanto, la Asociación Nacional del Rifle NRA, por sus siglas en inglés se negó a comentar estas observaciones del presidente, diciendo que estaba apegada a la misma política que ha seguido después de incidentes similares. La NRA no va a hacer ninguna declaración pública hasta que se conozcan los hechos.
Esta no es la primera vez que Obama utiliza una tragedia para hacer un nuevo llamamiento a endurecer las leyes de propiedad de armas. El fortalecimiento de las restricciones a la venta de armas se convirtió en una prioridad de la Casa Blanca inmediatamente después del tiroteo en Sandy Hook, en el que murieron 20 niños y dejó un total de 28 personas muertas.
Los defensores de leyes sobre armas más estrictas se reunieron detrás de una medida bipartidista que habría ordenado verificaciones de antecedentes en cada venta de armas. El proyecto de ley fue considerado como la mejor oportunidad para cualquier tipo de restricción a la compra de armas que pudiera ser aprobada en el Congreso.
Pero incluso la medida de la verificación de antecedentes no obtuvo suficiente apoyo en el Senado en abril de 2013, y el tema del control de armas se ha mantenido en gran medida fuera de la agenda en Washington desde entonces.
Sin el apoyo del Congreso, Obama ha firmado decenas de acciones ejecutivas unilaterales destinadas a acabar con la violencia armada. Pero acciones generales como la creación de una ley de revisión de antecedentes o la prohibición de ciertos tipos de municiones aún requieren la aprobación de los legisladores.
Obama admitió el jueves que el acuerdo político actual en Washington donde los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso significa que cualquier movimiento en las leyes de control de armas sigue siendo poco probable durante su presidencia.