Redacción/El Nacional
Una niña de 13 años de edad, murió a causa de un infarto ya que la única cura para ello, era un trasplante el cual le fue negado por ser de escasos recursos en el hospital de la Universidad Católica en Chile.
Daniela Belén Vargas, murió por un infarto provocado de una miocardiopatía dilatada, cuya única solución era un trasplante, en marzo del 2015, pero su caso se conoció hasta este jueves a través de un canal de televisión chileno.
La niña que residía en la sureña isla de Chiloé, estaba al cuidado del Servicio Nacional de Menores (Sename), el cual se hace responsable de los niños en riesgo social.
Su tutela estaba a cargo de una madre cuidadora que fue dictada por la entidad, luego de comprobar que sufría de abusos sexuales en el entorno familiar.
Debido a su enfermedad , la pequeña fue trasladada a Santiago para ser ingresada en un hospital de la Red de Salud UC Christus, de la Universidad Católica, en el cual había sido aprobada para obtener un trasplante, sin embargo, el comité de ética de la entidad se negó a aceptarla debido a su “precariedad familiar, social y personal”.
El comité según argumentó al Sename, “el éxito del trasplante cardíaco, como una alternativa terapéutica extraordinaria, recae no solamente en el acto quirúrgico propiamente tal, sino que además en un cuidado y seguimiento postoperatorio adecuados, en el cual la adhesión al tratamiento y los controles médicos son vitales”.
Incluso, se ha recomendado internacionalmente que en situaciones de soporte social insuficiente o incapacidad cognitiva del paciente, el trasplante estaría contraindicado”, sostuvo.
“Si las condiciones de soporte social a futuro cambian y existe un compromiso claro de parte del Sename en cuanto a garantizar los requisitos necesarios para su cuidado postoperatorio, esta indicación podría ser revaluada”, expresó la comunicación.
La madre cuidadora Ginette Fuentes y el Sename, ya se habían comprometido formalmente a resguardar el postoperatorio de Daniela, pero no fue tomado en cuenta.
El Sename apeló ante la Corporación Nacional del Trasplante, cuyo director, José Luis Rojas, argumentó que la negación al trasplante no tuvo nada que ver con su precariedad económica si no que necesitaban un familiar responsable.
La entonces directora de la institución dijo que aunque el hospital enfatizo la necesidad del trasplante se le negó.
“Tras darla de alta y mandarla de vuelta, Daniela falleció pocos días después”, dijo Labraña. “Sentíamos que si insistíamos un poco más, lo podíamos lograr. No pudimos”, comentó entre lágrimas.
“He visto en la televisión trasplantes para otras personas. ¿Por qué a ella no?”, señaló Ginette Fuentes.
Paula Narváez, portavoz del gobierno, dijo que están recabando los antecedentes del caso y aseguro que el Estado vela por el acceso universal a las garantías de salud, independiente de cuál sea la situación socioeconómica de los pacientes
Por su parte la ministra de salud, Carmen Castillo, acepto que hay irregularidades en los procedimientos, “No se le respondió el oficio a Marcela Labraña. Doce días después se gestionó y autorizó el ingreso, pero cuando se evaluó estaba en una condición que no permitía ser incorporada al trasplante (…). No se alcanzó a hacer por una situación muy especial y lamentable, que es que se descompensó la niña”, apuntó.
La menor al ser dada de alta fue enviada de vuelta a Chiloé en un autobús en un trayecto de más de 15 horas y murió dos semanas después en abril de 2015.