Redacción/El Nacional

En principio, las autoridades sanitarias señalaban que el hacerse un tatuaje no suponía riesgo siempre y cuando se realizara en un lugar que contara con medidas higiénicas y cuide la calidad de los materiales y las tintas.

Obstante a esas medidas, un nuevo estudio que se llevó a cabo por un equipo de científicos alemanes y franceses, señaló que los tatuajes sí producen consecuencias negativas a la salud y afecta el sistema inmunológico.

La Comisión Europea publicó a principios de año un informe en el que advertía que algunos de los componentes de la tinta para tatuajes ponían en riesgo la salud, dado que no son creados para ser inyectados en el organismo de las personas. Con dicho estudio, se demostró que tan solo el 30 por ciento de los colorantes que se emplean en las tintas están autorizados para su uso en productos cosméticos.

El estudio revela que los pigmentos que componen la tinta de los tatuajes viajan dentro del cuerpo en forma de micro y nanopartículas, alcanzando los ganglios linfáticos del sistema inmunológico.

La gran mayoría de las tintas que se utilizan para tatuajes contienen pigmentos orgánicos, conservantes y contaminantes como níquel, cromo, manganeso o cobalto. Además del negro de carbono, el segundo ingrediente más usado es el dióxido de titanio, un pigmento blanco que se mezcla con colorantes para crear matices en el dibujo. Esta sustancia produce efectos secundarios, como un retraso en la cicatrización, así mismo inflamación y picazón.