Antes de comenzar o dejar un medicamento, siempre se debe consultar a un especialista.
En ocasiones no utilizar un remedio puede ser perjudicial tanto para la madre como el bebé, por ejemplo, muchas mujeres embarazadas tienen diabetes, asma, convulsiones, acidez estomacal , entre otros.
La decisión de tomarlos depende de los riesgos y beneficios que se tengan, solicitando el asesoramiento de un médico profesional y ser muy prudentes con la dosis, que deberá ser la mínima posible.
Las mujeres embarazadas no deberían tomar vitaminas regulares, ya que podrían tener demasías o muy pocas vitaminas de las que se necesitan.
Principalmente es importante tomar 0.4 mg. de ácido fólico todos los días antes de quedar embarazada y al principio del embarazo.
Es bien conocido que los fármacos recorren la placenta, por lo que se expone al feto a una dosis indicada para adultos. Además, a través del líquido amniótico que va tragando, el feto se expone sucesivamente a sus efectos.
Sin más, los medicamentos que podrían considerarse como seguros durante el embarazo están divididos en tres grupos, que son :
Fármacos precisos, sin cuyo uso el embarazo no prosperaría, por ejemplo, la insulina en las embarazadas diabéticas.
Fármacos que disminuyen riesgos al tratar las enfermedades, aunque sean leves, como, el tratamiento con paracetamol cuando exista fiebre de 38,5 grados o más, ya que esta supone un gravísimo riesgo para el embrión y el feto.
Fármacos que previenen riesgos, como el acido fólico, que previene la aparición de varias malformaciones, por lo que su uso es casi meramente estricto.
Por último, se recuerda que es muy importante que los medicamentos estén siempre prescritos por un profesional.