Redacción/El Nacional

Recientes investigaciones que hizo “El Instituto Karolinska” han dado ha conocer como resultado que en muchos casos, cuando estamos enfermos, nuestro olor se modifica haciéndose más desagradable.

Estos olores son provocados por la activación del sistema inmune, ya que se convierte en un proceso evolutivo que nos permite distinguir cuando alguien es potencialmente contagioso o su salud está afectada.

Sin embargo, cuando hablamos de olor corporal no nos referimos solo al que emana de la piel, sino también al del aliento, la orina o la sangre.

Cuando se tienen problemas intestinales, las defecaciones suelen tener un olor especialmente desagradable por los procesos químicos que se producen en el intestino. En su contrario, la diabetes suele provocar un leve olor a jugo de manzana. Esto se debe a las concentraciones de acetona liberadas con el aliento al respirar.

Si se ha consumido mucho alcohol, es posible que durante un tiempo se huela como lo que se ha bebido. Esto se debe a que a veces el hígado es incapaz de metabolizar todo ese alcohol y lo libera al exterior a través del sudor.

Y por último, los olores vaginales ofensivos también pueden ser señal de un hongo o una infección de transmisión sexual, dos situaciones que debes consultar con el médico.

sudor