Redacción/El Nacional

Con el fin de frenar la crisis del consumo de drogas en Canadá, el gobierno abrió siete centros para que los adictos puedan consumir de manera segura siendo supervisados por especialistas y sin riesgo de ser arrestados.

Estos “puntos seguros de inyección” son una medida inusual pues los internos no pueden recibirán ayuda para superar su problema a menos que ellos la pida, pero sí evitarán tener una sobredosis mortal o el contagio de enfermedades como el sida o la hepatitis.

Los centros se encuentran a pie de calle y proporcionan a los adictos jeringas limpias y todo lo necesario para inyectarse de manera segura las drogas que traen con ellos para después descansar durante 30 minutos en unos sofás donde se les permite escuchar música.

“Te dan todo lo que necesitas. Todo el mundo está bastante relajado”, dijo Francois, uno de los adictos  tras inyectarse heroína en un local céntrico.

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Uno de los centros ubicados en Vancouver, el año pasado registro 214.898 visitas de 8.040 personas y los enfermeros intervinieron en 1.781 sobredosis. El centro afirma que nunca ha sufrido una muerte por sobredosis.

En esta ciudad además existe otro “punto seguro”, dos más en Columbia Británica y tres en Montreal. Se prevé otro en Montreal y tres en Toronto.

Pese a que estos centros de inyección reducen las muertes por sobredosis y permiten que las calles se encuentren más seguras pues hay menos personas drogándose por parques y callejones no todos están de acuerdo.

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Varios vecinos de los centros se reunieron con el alcalde de Montreal, Denis Coderre y otros funcionarios para criticar que han atraído a más drogadictos a  la zona.

“Tener un lugar de inyección supervisada en una zona de escuelas no tiene sentido”, afirmó Christelle Perrine, que tiene dos hijos que van a una escuela a unos 200 metros del centro.