Ejército nigeriano

Agencias / El Nacional

La organización Amnistía Internacional (AI) denunció la muerte de 8 mil personas a manos del Ejército nigeriano en el transcurso de la lucha contra el grupo terrorista Boko Haram en el noreste del país, asesinatos que califica de crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad.

En un informe titulado Estrellas en los hombros, sangre en las manos. Crímenes de guerra cometidos por el Ejército nigeriano, presentado en la capital nigeriana, AI recoge testimonios y documenta casos de tortura, ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias de miles de jóvenes, incluidos niños, como represalia tras los ataques de Boko Haram.

“Los escalafones más altos del Ejército nigeriano, incluidos el jefe del Estado Mayor del Ejército y el jefe del Estado Mayor de Defensa, eran informados regularmente sobre las operaciones llevadas a cabo en el noreste de Nigeria”, añade el informe.

Tras los ataques de Boko Haram en el noreste del país, bastión de los terroristas, las operaciones “de limpieza” del Ejército eran habituales, momento en el que se producían gran parte de los homicidios.

El caso más grave que documenta AI tuvo lugar el 14 de marzo del pasado año, cuando el Ejército mató a más de 640 detenidos que habían huido del cuartel de Giwa tras un ataque de los terroristas.

“Los soldados van al lugar más cercano y matan a todos los jóvenes. La gente a la que matan muchas veces es inocente y no está armada”, relata un alto mando del Ejército a AI.

Según el informe, desde 2009 fueron detenidos al menos 20 mil jóvenes y niños y en la mayoría de los casos las detenciones fueron arbitrarias, ya que “casi ninguno de los detenidos ha comparecido ante un tribunal”.

Las condiciones en las que se encontraban los detenidos también eran muy críticas: “A veces bebíamos orina de la gente, pero había veces que ni siquiera se podía conseguir orina”, cuenta un exdetenido a AI.

Fuentes militares aseguran que los centros de detención no reciben dinero suficiente para comprar comida, por lo que a muchos de los detenidos, por ejemplo los del cuartel de Giwa, se les dejaba “morir de hambre deliberadamente”.

“Cientos de detenidos han muerto bajo custodia, por disparos de soldados o por asfixia”, dijo un oficial a AI.

Las torturas también eran comunes. Exdetenidos y fuentes del Ejército relataron a AI cómo se torturaba habitualmente a los detenidos hasta causarles la muerte.

“Los colgaban de palos encima de hogueras, los arrojaban a pozos profundos o los interrogaban utilizando porras eléctricas”, explica un testimonio.