Redacción/ El Nacional


Tras la gran cantidad de noticias sobre que su yerno buscaba un enlace secreto de comunicación con Rusia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, señaló que muchas de las filtraciones salidas desde la Casa Blanca eran “noticias falsas”. Además, el gobierno sopesa crear un centro crisis interno para contener la escalada del llamado Rusiagate.

Tras su regreso a la Casa Blanca después de un viaje de nueve días por Medio Oriente y Europa, Trump debe enfrentar diversas preguntas sobre las presuntas comunicaciones entre su yerno, Jared Kushner y el embajador de Rusia en Washington.

“Mi opinión es que muchas de las filtraciones que salen de la Casa Blanca son mentiras inventadas por los medios #FakeNews”, escribió el presidente en una serie de tuits que hizo ayer.

Kushner, quien está casado con Ivanka Trump, tuvo contactos con Moscú en diciembre pasado al abrir un canal secreto de comunicaciones con el Kremlin, de acuerdo con noticias publicadas durante la gira del presidente.

Mantuvo al menos tres contactos no revelados con el embajador ruso en Estados Unidos durante y después de la campaña presidencial de 2016, indicaron a Reuters siete funcionarios estadounidenses, tanto actuales como antiguos.

“Cada vez que vean las palabras ‘según fuentes’ en los medios que entregan noticias falsas, y no mencionan nombres, es muy posible que esas fuentes no existan, sino que son inventadas por personas que escriben noticias falsas. ¡El enemigo son las #FakeNews!”, defendió Trump.

Por su parte, el secretario de Seguridad Nacional de EU, John Kelly, salió ayer a defender a Kushner, al calificar de “algo bueno” que el yerno de Trump intentara establecer un canal de comunicación secreto con el gobierno ruso para esquivar la inteligencia de su país.

Para frenar el llamado Rusiagate, la administración de Trump sopesa crear un centro de crisis interno, según dio a conocer ayer el diario The Washington Post.

El centro de crisis interno (“war room”) se realizará siguiendo un modelo similar al que se utilizó en la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton para manejar el escándalo sexual de la becaria Mónica Lewinsky y otras situaciones graves.

En ese momento, Clinton estableció un equipo de abogados y asesores de comunicación y expertos políticos, separado de la estructura de la Casa Blanca, para manejar las situaciones de crisis.