Uno de los villancicos más populares de todos los tiempos es “Noche de Paz”, ya que se ha traducido a más de 300 idiomas en el mundo para formar parte esencial del repertorio musical de la cena de Nochebuena.
Su origen se debe al sacerdote de Oberndorf, en Austria, Joseph Mohr, quien la tarde del 23 de diciembre de 1818, mientras se disponía a preparar la tradicional misa de Gallo descubrió que se había descompuesto el órgano de su iglesia, por lo que tuvo la idea de redactar una poesía de amor, a la que su amigo Franz Gruber le agregó música, sin saber la popularidad que conseguiría a través de los siglos. Tan sólo con la ayuda de una guitarra, que actualmente se exhibe en el Museo de Hallein, en Austria, en pocas horas la adaptación quedó lista.
Pero la expansión quizá se deba a que tiempo después, Carlos Mauracher, constructor de órganos, tuvo en sus manos las partituras, las cuales mostró a los hermanos Strasser, quienes comenzaron a difundirla en sus múltiples viajes. Se dice que por esta época se dio a conocer como una canción popular tirolesa, pero fue un miembro de la capilla real áulica de Berlín, quien se cuestionó sobre su origen y solicitó información al convento benedictino de San Pedro, en Salzburgo, hasta descubrir en 1854, cuando ya había fallecido Mohr, que él había sido el autor de la canción.