Un mexicano que se casó con una estadounidense, fue deportado tras haber votado junto con su esposa por el actual Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, atraídos por su promesa de expulsar a delincuentes del país.
“Creíamos que (Trump) iba a ser un buen presidente porque queríamos seguridad, y sus promesas de sacar del país a los hombres con delitos parecían bien, pero no pensé que terminara así”, dijo el mexicano, Roberto Beristain, de 43 años.
Tras estar dos meses recluido en diferentes centros de Estados Unidos, después de haber sido detenido por falta de documentos que avalaran su permanencia legal, fue deportado la noche de este lunes a Ciudad Juárez, donde no tiene familia ni amigos.
Llegó con lo puesto, el pantalón y la chaqueta con los que había sido detenido en febrero.
“Me siento traicionado porque iban a sacar del país a criminales, pero vemos como sus políticas no lo hacen y sacan del país a gente buena, que paga impuestos y que en su vida ha cometido un delito”, denunció el afectado.
Su historia salto a los medios cuando su mujer, Helen, originaria de Mishawaka, en el estado de Indiana, reconoció abiertamente haber votado por Trump. Esto tras convencerla de que Trump expulsaría del país, a quien él denominaba “bad hombres”: narcotraficantes, violadores y criminales. Y estaba tranquila ya que su esposo mexicano no había cometido ningún delito, ni siquiera una infracción de tránsito.
“Lo que más me dolió fue que (mis familiares) me vieran detenido, como si fuera un criminal, y yo no quiero que mis hijos tengan esa imagen de mí, quiero lo mejor para ellos”, dijo Roberto.
Confesó haber llegado a EU en el año 1998, donde conoció a su esposa, posteriormente tuvo tres hijos “y me volví lo que no era en México, una persona responsable”. Lleva más de 17 años de casado con Helen, con quien tuvo a María de 15 años, Jasmine de 14 años y Demetri de 8 años, todos nacidos en Estados Unidos.
El hombre fue detenido el pasado 6 de febrero cuando acudía a su cita anual con los agentes de inmigración. Y fue enviado a un centro en Kenosha, Wisconsin, justo después de que entraran en vigor las nuevas reglas de deportación decididas por Trump.
A pesar de eso, Roberto no pierde la esperanza en que sus abogados resuelvan el caso y pueda volver a reunirse con su familia.