Aunque el Alzheimer es todavía un misterio, existen algunos hábitos y consejos que pueden ayudar a prevenir o retrasar el inicio de esta enfermedad.
Lo que es bueno para su corazón es bueno para su cerebro
Uno de los factores de riesgo sobre los que hay más evidencia son las enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad y el colesterol. Al ser patologías muy extendidas en las que el estilo de vida tiene una incidencia directa, “hay que poner toda nuestra atención para modificar estos factores a lo largo de los años”, explica David Pérez, jefe de Neurología del Hospital Infanta Cristina de Parla. Además, hay que tener mucho cuidado con el tabaco, porque tal y como explica Pedro Cano, responsable del Programa de Atención a Demencia en Sanitas, el riesgo de demencia es un 45% más alto entre las personas fumadoras.
Ejercicio
Está demostrado que mantenerse activo físicamente reduce la frecuencia de demencias en general y de Alzheimer en particular. “No tenemos que plantearnos grandes esfuerzos de gimnasio o maratones: caminar una media hora al día a buen ritmo es una actividad física extraordinaria”, señala Cano a este periódico.
Somos lo que comemos
La influencia de la alimentación sobre la incidencia del Alzheimer ha sido muy poco estudiada. No obstante, se han concedido propiedades protectoras contra la demencia a alimentos como las manzanas, las fresas, la zanahorias, los cítricos, el brócoli, la calabaza, las uvas, los tomates, el pescado y las legumbres.
Ejercita el cerebro
Una buena actividad mental está relacionada con una menor disminución del hipocampo, una parte del cerebro fundamental para la memoria que suele ser la primera en verse afectada por la enfermedad de Alzheimer. “En teoría, quienes han estimulado más su mente tienen menos posibilidades de presentar demencia, y si la tuvieran, ésta aparecería más tarde”, cuenta Pérez. Para ello, los trucos ya son conocidos: aprender idiomas, tocar un instrumento, hacer sudokus y crucigramas, leer… “Es importante concienciar a la gente de que no sólo hay que mantener el cuerpo sano, sino también la mente”, explica Luis García, psicólogo de la Fundación Alzheimer.
Mantén una vida social activa
Participar en tareas recreativas reduce el riesgo de padecer esta enfermedad, así que intenta mantener una vida social intensa. “Socializar implica muchas cosas: desplazarte a un lugar, conversar con otras personas, escuchar lo que dicen, dar argumentos en un sentido o en otro… con todo esto, sin darte cuenta, mantienes tu mente activa y alerta”, explica Cano.
Alimentación
Es muy importante llevar una alimentación saludable, ya que se ha comprado que algunos alimentos pueden influir sobre la posibilidad de desarrollar alzhéimer. Debemos incrementar el consumo de alimentos monoinsaturados “buenos” como nueces, cacahuates, almendras, pistachos, aguacates, canela, o aceitunas.
No fumar
El tabaquismo es uno de los factores de riesgo del alzhéimer, pues se ha encontrado que las personas adictas al cigarrillo tienden más a sufrir esta enfermedad que aquellas que mantienen el tabaco alejado.
Recuerda que algunos de los síntomas de alzhéimer son:
Pérdida de la memoria a corto plazo: Le es difícil retener nueva información.
Pérdida de la memoria a largo plazo: Le es difícil recordar información personal como las fechas importantes, la profesión e incluso el nombre.
Problemas de razonamiento.
Incomprensión de palabras comunes.
Incapacidad de atarse los zapatos o abotonarse la camisa.
Desorientación.
Cambiar en el carácter: irritabilidad, confusión, apatía, o decaimiento, entre otros.