Selene Gutiérrez/El Nacional

Los piropos, las miradas lascivas, silbidos, besos, bocinazos y tocamientos también son violencia contra la mujer que constantemente se tiene que cuidar de no ser agredida.

“Camina rápidamente”, “Con la cabeza gacha mirando hacia el frente”, “Ponte audífonos pero sin volumen para ir al pendiente”, “No hagas contacto visual al menos que sea necesario”, “Mira detrás de ti”, “no salgas de noche”, “no uses cierta ropa”, son algunas normas que todas las mujeres deben seguir en un día normal no importa si visten short o pants.

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El acoso sexual callejero (ASC), se define por el miedo y la incomodidad, puede ir desde un comentario agresivo o sexual en espacios públicos hasta la solicitud de favores sexuales en lo laboral.

Las practicas consideradas ASC son:

  • Miradas lascivas

  • Piropos

  • Silbidos, besos tronados, bocinazos, jadeos y otros ruidos

  • Gestos obscenos

  • Comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo

  • Fotografías y grabaciones del cuerpo no consentidas y con connotación sexual

  • Tocamientos (agarrones o manoseos)

  • Persecución y arrinconamiento

  • Masturbación con o sin eyaculación así como el exhibicionismo

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De acuerdo a las estadísticas  dos de cada tres mujeres sufren algún tipo de acoso en la calle, sin embargo por “costumbre”, no se atreven a denunciarlo y las ofensas quedan en simples quejas con familiares o amigos.

La sociedad mexicana ha estado acostumbrada a tolerar los piropos en la calle como una manifestación “simpática” de espontaneidad o “halago”, alimentando la misoginia y los feminicidios, así o revela un estudio realizado en la Ciudad de México por la Universidad Autónoma de México.

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Durante un sondeo realizado en las principales calles de Monterrey, hombres y mujeres dieron su punto de vista sobre el ASC (Acoso Sexual Callejero) y relataron algunas de sus experiencias.

“Día a día me gritan cosas, no puedo salir a la casa con tranquilidad; incluso en mi trabajo corrieron a un hombre que nos decía cosas como ´reina, mi amor, princesa o chiquita´ a todas las mujeres por el simple hecho de que somos mujeres y él hombre”, detalló, Gloria Galindo.

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Para millones de mujeres en el Estado, el salir a las calles es una odisea pues se convierten en blanco de todo tipo de comentarios halagadores o incluso agresivos que no son bien recibidos pero que tampoco tienen un castigo especifico para quien las exprese.

“Me da miedo, hace mucho iba en el metro y un señor me quiso tocar, lo bueno fue que grite y se asusto”, contó Mariana de León.

Los datos de una encuesta realizada por el Gabinete de Comunicación Estratégica a 800 personas (hombres y mujeres) en México para conocer su opinión sobre este mal.

El 66.4 por ciento de los encuestados aseguró que los piropos son un tipo de violencia contra las mujeres, mientras que el 28 por ciento piensa que no es así; además el sondeo reveló que las frases más usadas para acosar a la mujer son:

“Mamacita”

45%

“Estas bien buena o rica”

14.5%

Otros piropos

5.4%

Groserías, insultos y obscenidades

2.8%

guillermo_padresLa encuesta también reveló que  al 82 por ciento de los encuestados les molestaba recibir piropos callejeros mientras que el 13.6 por ciento aseguró que sí les gustaban, siendo la frase “que guapa estas”, la favorita; Lo anterior quiere decir que entre 800 personas, a 104 no les molesta ser “piropeadas”.

“Yo le chiflo a las mujeres porque son guapas, pienso que les gusta, les ha de levantar la autoestima. No sé porque les molesta, las mujeres son como una pintura hecha para observarse”, explicó Alan García.

Para eliminar la violencia es necesario reconocer las diferencias entre hombres y mujeres, pues son precisamente estas la que unen a la sociedad

“Todas las personas, hombres y mujeres tienen derecho a transitar libremente y con la confianza de no ser violentados, independientemente de la hora, la edad o el vestuario que utilicen, pues vestir de manera “provocativa” no justifica el acoso en lugar de enseñarle a las mujeres como “cuidarse”, debería enseñársele a los hombres a no violar, dañar o “piropear” a una mujer”, señaló Karla Nieto.

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Recuerda que aunque el piropo es parte de la cultura mexicana, se puede cambiar por ejemplo en la cultura azteca se sacrificaban a las mujeres, cosa que en la actualidad es impensable; solo es necesario reconocer las diferencias entre hombres y mujeres, educar a los menores y enseñar el respeto al cuerpo femenino.