El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, nombró ayer a tres destacados ultraconservadores para los puestos clave de fiscal general, asesor de Seguridad Nacional y director de la CIA.
Trump designó al frente del Departamento de Justicia al senador Jeff Sessions, partidario de adoptar un perfil extremadamente duro ante la inmigración ilegal, uno de los ejes centrales de su campaña.
Pocos días después de su victoria, el multimillonario republicano prometió expulsar a unos tres millones de personas indocumentadas con antecedentes criminales.
“Recibo con entusiasmo la visión de Trump de ‘un solo Estados Unidos’ y su compromiso con la igualdad ante la ley. Aspiro a cumplir plenamente con mis deberes con una dedicación inquebrantable por la justicia y la imparcialidad”, dijo Sessions.
En la década de 1980 el senador, de 69 años, causó una gran polémica por sus propuestas racistas, cuando reclamó a un abogado blanco haber “avergonzado a su raza” por defender a un cliente afroamericano.
La influyente organización de defensa de las libertades ACLU recordó haber sido calificada como “comunista” por Sessions y que criticado su postura sobre los derechos de los homosexuales, la pena de muerte y el aborto.
“Si tienen nostalgia por la época en la que hacíamos callar a los afroamericanos, los homosexuales debían esconderse, los inmigrantes eran invisibles y las mujeres estaban en la cocina, el senador Sessions es su hombre”, ironizó el congresista demócrata por Illinois Luis Gutiérrez.
Sin embargo, el nombramiento de Sessions fue recibido “como una gran noticia” por el senador ultraconservador de Texas Ted Cruz, rival de Trump en las primarias.