El mayor hospital de los barrios rebeldes de Alepo fue bombardeado este sábado por segunda vez esta semana, en momentos en que el ejército de Siria, con apoyo de la fuerza aérea de Rusia, proseguía con su intensa campaña militar para retomar la totalidad de la segunda ciudad del país árabe.
Dos barriles explosivos alcanzaron este sábado el nosocomio, reportó Adham Sahloul, responsable de la organización sanitaria Syrian American Medical Society (SAMS), con sede en Estados Unidos, en momentos en que la situación sanitaria y médica es catastrófica en los barrios rebeldes de esta urbe, la segunda más importante de Siria.
“Se habla del uso de una bomba de racimo”, detalló, y agregó que los pacientes y el personal médico se encontraban dentro del edificio durante el ataque.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, denunció como “crímenes de guerra” el bombardeo del miércoles de este y de otro hospital instalado en la misma ciudad.
Ambos centros quedaron fuera de servicio por los bombardeos del miércoles, por lo que sólo seis hospitales operan en la parte este de la ciudad, según la SAMS. Según la Organización Mundial de la Salud, ente clínico de la ONU, Siria es el país más peligroso del mundo para el personal de salud.
La ofensiva, lanzada la semana pasada, ha permitido a las fuerzas pro gubernamentales recuperar terreno en detrimento de los rebeldes en el centro y el norte de la urbe.
Alepo se ha convertido en el principal frente del conflicto sirio, que ha dejado más de 300 mil muertos en cinco años. Desde 2012 se encuentra dividida en dos: un sector oeste controlado por el gobierno del presidente sirio, Bashar Al Assad, y una parte este dominada por los grupos rebeldes.
Unas 250 mil personas, entre ellas 100 mil niños, viven en los barrios controlados por los insurgentes y padecen, de acuerdo con un reporte de la ONU, “la catástrofe humanitaria más grave vista en Siria”.
Los esfuerzos diplomáticos para restablecer un alto al fuego en Siria parecen estar completamente enterrados a pesar de que Estados Unidos, que apoya a la oposición al régimen, aseguró ayer viernes que sus diálogo con Rusia, aliada de Damasco, no estaba muerto.