Redacción/El Nacional
Lo que para nosotros son sonidos de fondo, casi la banda sonora de la vida, como el ruido al masticar, el chasquido de unos labios, el tintineo de los cubiertos o el clic de de la punta de un lápiz al romperse, para otros resultan sonidos profundamente desagradables.
Se cree que es un trastorno psiquiátrico, puede estar causado por experiencias negativas que son solo resultado de sonidos específicos. Desde el punto de vista de quien padece misofonía, se podría utilizar el símil de comparar el cuerpo humano con una orquesta desafinada que emite sonidos extraños que son percibidos como agresiones por el paciente afecto de misofonia.
Las personas con misofonía, reaccionan al escuchar un patrón de sonido específico, como el ruido de masticar chicle, la tos, los golpecitos con un lápiz sobre la mesa, los estornudos, etc.
Puede ser provocada por el sonido de otra persona respirando, comiendo, bebiendo o mascando un chicle, e incluso por las voces de los niños, y la reacción que experimenta quien la padece suele ser de estrés, ansiedad y, en canciones, ira extrema. Algunos de los sonidos que provocan este malestar tienen una intensidad relativamente baja, del orden de 40 a 50 decibelios, es decir, por debajo de una conversación