Redacción/El Nacional
Con muestras de apoyo es como el actual presidente de Estados Unidos Barack Obama, consideró a Hillary Clinton como la más apta para sustituirlo en el cargo.
“Estoy aquí porque creo eh Hillary Clinton”, dijo Obama durante un acto de campaña que se ralizó en Carolina del Norte.
Esto sucedió horas después que el director del FBI, James Comey, anunció que no recomendará formular cargos contra la ex Secretaria de Estado por sus polémicos correos electrónicos.
Por su parte el virtual candidato republicano Donald Trump, quien también realizaba un acto electoral en el mismo estado, tuiteó que la decisión de Comey era una prueba de que el sistema está manipulado.
“¡Muy, muy injusto! Como de costumbre, mal juicio”, escribió después en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, consideró que nadie debe de estar por encima de la ley y que no enjuiciar a Clinton podría sentar un terrible precedente para futuros casos en los que esté en cuestión la seguridad nacional.
Aunque en teoría tiene un carácter provisional, la decisión del FBI es prácticamente definitiva, según prometió la semana pasada la Fiscal General de EU, Loretta Lynch.
Los demócratas esperan que la presencia del Presidente ayude a desestimar las dudas de los votantes sobre la honestidad e integridad de Clinton, que derivan en parte del caso de los e-mails.
Se prevé que el Mandatario explicará cómo fue cambiando de posición, de escéptico a partidario de la ex Primera Dama.
“Creo que será de mucha ayuda, sobre todo entre los votantes demócratas y algunos independientes que tienen dudas”, dijo David Axelrod, principal arquitecto de la campaña de Obama en 2008, en la que enfrentó a Clinton por la candidatura demócrata.
“Para ello puede hablar de su propia experiencia. Fueron rivales, tuvieron diferencias; eso le da cierta autoridad adicional”.
La campaña de Clinton también espera que Obama sirva para recordar otros aspectos de su actuación como Secretaria de Estado.
Durante cuatro años, el Mandatario le confió la representación de su política exterior en el mundo. Ella estaba a su lado en la Sala de Situación de la Casa Blanca.
Como buen soldado, dejó de lado su ego político para colaborar en el Gobierno del hombre que la derrotó. Y cuando era Secretaria, la mayoría de los estadounidenses tenía una buena imagen de ella.