Redacción/El Nacional
El momento cumbre narrado en el libro Éxodo, de la Biblia, es la huida del pueblo hebreo de la dominación egipcia. En el texto, Moisés dirige a una multitud esclavizada hacia la tierra prometida a través de un camino atribuido por la fe a un acto milagroso.
Un estudio del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos (NCAR) logró reproducir en un modelo computacional este episodio, mediante simulaciones, mediciones, geolocalización e imágenes satelitales.
Los expertos, dirigidos por Carl Drews, investigador de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas de la Universidad de Colorado, hallaron que una combinación de intensos movimientos de aire y características topográficas de la zona sí pudieron producir esa división de masas de agua narradas en el Éxodo.
Este sendero se habría formado por la apertura del Mar Rojo, lo que permitió el paso de los israelitas durante cuatro horas, hacia la otra orilla de la masa de agua.
El equipo tomó como punto de partida la identificación del área y determinó, de acuerdo con la frase original en hebreo, que la zona era el Mar de Juncos, al norte de lo que hoy se conoce como el Mar Rojo, al sur del Mediterráneo.
La hipótesis de este investigador, que publicó su trabajo en la revista “Plos One” incluye una reconstrucción de la geografía del Delta del Nilo hacia el año 1250 a.C. Por tanto, el área específica del acontecimiento se cree que en realidad fue el Lago de Tanis.
Luego, los científicos reprodujeron ese fenómeno de vientos intensos descritos en la Biblia, tomando en cuenta el flujo de agua existente en esa época y la profundidad. Así comprobaron que era posible lograr la apertura de las aguas de dos metros de profundidad, bajo un viento de 101 kilómetros por hora, durante 12 horas.
Esta situación, pudo permitir que el fondo del canal fluvial de entre 3 y 4 kilómetros de longitud y 5 de ancho quedara expuesto durante cuatro horas, tiempo suficiente para el escape de Moisés y su gente hasta el otro lado de la orilla.
“La separación de las aguas puede ser explicada mediante la dinámica de fluidos. El viento mueve el agua de un modo que cumple con las leyes de la física, creando un pasaje seguro flanqueado por agua en ambos lados, y luego, de manera abrupta, el agua vuelve a su posición inicial”, explica Carl Drews en la publicación.